Cuenta la leyenda que en una
época de nuestra historia, un gobernante del valle tenía tres hermosas hijas a
las cuales protegía como lo más valioso que tenía, disponiendo para ellas un
contingente de cuidadoras que debían pagar con su vida si algo les pasaba. En
uno de sus frecuentes paseos llegaron hasta el mar en donde a lo lejos
divisaron unas raras embarcaciones que nunca habían visto y de las cuales,
luego de acercarse hacia la costa, descendiendo en un bote pequeño, unos
hombres de barbas largas y con cuerpos que brillaban con el sol. Mientras
todos retrocedían ante estas personas, la curiosidad de las niñas las empujo a
acercarse lo más posible al borde de aquella playa, desobedeciendo los llamados
del anciano que siempre las acompañaba. Uno de ellos, aparentemente un
intérprete, las invitó a subir pero conforme avanzaban empezaron a convertirse
en grandes peñascos de acuerdo al tamaño de cada una de ellas. El anciano al
tratar de protegerlas inició un ritual que las transformó en rocas
confundiéndose con el resto del roquerío y formando una pequeña poza natural
entre ellas. Por mucho tiempo y luego de castigar a quienes no pudieron
proteger a las hermanas, se dice que desde el valle salían constantes romerías
con el padre a la cabeza, invocando a los dioses le devuelva a sus hijas, ruego
que los dioses nunca escucharon. Hoy es fácil ver los tres peñascos que dan
nombre a la playa y se puede visitar la poza que es una pequeña piscina
natural.
viernes, 3 de julio de 2015
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Allí me bañaba de niño. Hace años que no voy. No sé cómo estará ahora la playa o si dejan ingresar. Saludos.
ResponderBorrarPues libre la playa
BorrarSi, es cierto, yo tambien me bañaba de niño, por cierto siguen yendo a ese lugar, saludos a todos quienes de una u otra forma fornam parte de la población de mi puerto querido , ilo
ResponderBorrarNi visito
ResponderBorrarPero me gusta
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